Reducir el impacto medioambiental de un edificio o de una solución constructiva implica evaluarlo y para ello, realizar un análisis de su ciclo de vida; en el caso del vidrio de una ventana, el ciclo de vida contempla desde la extracción de las materias primas necesarias para fabricarlo, a su fabricación en el horno float, al transporte para conducirlo hasta la fábrica donde se transformará para formar parte de un doble o triple acristalamiento, al transporte posterior hasta la nave donde, junto con un perfil de aluminio, pvc, madera o mixto, se fabricará una ventana así como al transporte posterior para llevarla a la obra donde se instalará, pasando por la fase de uso propiamente del edificio o de la vivienda, hasta llegar al final de su vida útil cuando el edificio con estas ventanas se demolerá o se rehabilitará, convirtiéndose entonces el vidrio de las ventanas retiradas en un residuo valorizable.

En todas estas fases se consume energía y se generan emisiones de CO2. Las generadas por el uso de un espacio cuando encendemos por ejemplo la calefacción o el aire acondicionado, representan la huella de carbono operacional y las restantes, generadas en las fases previas y posterior, configuran la huella embebida. La suma de ambas, operacional y embebida, es la llamada huella de carbono.

Estos datos de impacto medioambiental son los recogidos por un tercero en un documento llamado Declaración Ambiental de Producto, conocido por sus siglas como DAP o EPD en inglés.

Una ventana energéticamente eficiente instalada en una vivienda contribuye a mantener agradable la temperatura interior y a minimizar el consumo de energía, reduciendo la huella de carbono operacional. Reducir la huella embebida dependerá del compromiso de los profesionales que intervienen en las fases previas al uso de la vivienda y en la posterior. En este sentido, y con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en todos sus centros en el 2050, Saint-Gobain se replantea los procesos de fabricación de sus productos, redefiniéndolos para seguir reduciendo emisiones.

En 2022, tras un proyecto piloto con el que demostró ser capaz de fabricar vidrio con 0 huella de carbono, Saint-Gobain lanzó a nivel mundial ORAÉ, el primer vidrio con baja huella de carbono, ¡reducida en un 42%!, gracias al incremento de vidrio reciclado en su fabricación, a una cuidada selección de materias primas, al uso de energía renovable y a su know-how industrial.

 

ORAÉ marca un hito en la industria, de gran relevancia para Saint-Gobain, ya que se trata de un vidrio base a partir del cual se fabrican otros vidrios, laminándolo o aplicando sobre este nuevo sustrato una capa de aislamiento térmico reforzado y/o de control solar como PLANISTAR ONE ORAÉ, que poseen esta misma huella de carbono.

Cuando estos vidrios bajos en carbono se integran junto con gas argón y un perfil intercalario warm-edge en un doble o triple acristalamiento, dan lugar a Climalit ORAÉ, la primera gama de acristalamientos aislantes con la máxima eficiencia energética y la menor huella de carbono, reducida cerca de un 40%.

 

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