Las casas pasivas o Passivhaus son la última tendencia en lo que a eficiencia energética se refiere y uno de los tipos de construcciones más demandadas por sus diversas características positivas. El concepto se ha puesto de moda pero no todo el mundo conoce bien de qué se trata.
¿Qué es una casa pasiva? Muy sencillo: una casa pasiva es una vivienda que tiene un consumo energético realmente bajo. Esto se consigue diseñando el edificio residencial de acuerdo a una serie de criterios técnicos y constructivos que permiten que pueda aprovechar al máximo la energía de la luz durante los meses de invierno y hace que el sol no le afecte mucho durante el verano; por lo que podemos decir que la casa está tan bien aislada que las incidencias del clima exterior apenas tienen efecto en ella. Lo que se obtiene gracias a un alto nivel de aislamiento al utilizar de forma rigurosa los mejores materiales con los mejores diseños.
En general se establece que para que una casa pueda ser considerada como pasiva, su calefacción no debe de consumir más de 1,5 litros de gasóleo (o 1.5 m³ de gas natural) por metro cuadrado y año. Y se considera que debido a este bajo consumo el ahorro de energía de la casa respecto a otro tipo de viviendas es de un 60-80%, con lo que el coste económico y el impacto ambiental es prácticamente nulo.
Las ventanas Passivhaus son una pieza fundamental
Como vemos, todos los elementos aislantes, desde los muros hasta el tejado pasando, cómo no, por puertas y ventanas, juegan un papel fundamental. Sin embargo, de todos ellos quizás sean las ventanas las que tengan un rol más destacado, pues es a través de ellas que entra la luz y, con ella, el calor durante los meses de verano.
Sin embargo, no cualquier ventana que aísle bien servirá como ventana para una Passivhaus. De hecho, las especificaciones para que los aislamientos térmicos de una ventana entren dentro de esta categoría son muy rigurosas y exigentes. Así, para que una ventana esté categorizada como Passivhaus necesita tener un coeficiente de transmitancia térmica global igual o inferior a 0,8 W/m²K, igual o inferior a 0,85W/m²K para las ventanas instaladas en el muro y contar con un factor solar mayor de 50%.
A la hora de analizar las ventanas Passivhaus, resulta también conveniente analizar los componentes que la forman. De esta manera, si bien todos los elementos son importantes, en una ventana de estas características no pueden faltar una serie de cosas. Por ejemplo, el acristalamiento debe de contar con al menos dos vidrios (aunque se suele recomendar contar con 3) y estos vidrios deben ser los adecuados para la zona climática en la que está ubicada la vivienda y la orientación geográfica.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que mientras en las ventanas convencionales se utilizan separadores de aluminio o acero inoxidable, en las ventanas Passivhaus se instalan separadores térmicos de alta calidad que no tengan una tasa de transmitancia térmica tan alta como la de estos dos materiales. Además, otro de los requisitos de una ventana de estas características es contar con una cámara de aire que debe estar rellena de un gas noble que pueda reducir aún más la permeabilidad térmica que el aire normal. De igual modo, el PVC utilizado tiene que ser realmente aislante y debe contar con al menos 5 cámaras de perfil, además de estar muy bien sellado.
Finalmente, las ventanas Passivhaus deben estar perfectamente instaladas en el muro del edificio; es decir, que el sellado entre en el marco y la fachada así como el sitio exacto en el que va a ser colocada la ventana son dos elementos a tener en cuenta; así, en general, las casas Passivhaus suelen situar sus ventanas en las paredes sur y evitar su colocación en la zona norte.