Un buen aislamiento térmico interior de tu vivienda puede suponer un importante impacto en las facturas de luz y gas que tengas que afrontar en los próximos años. Además de ahorrar mucho dinero cada mes, contaminarás mucho menos al necesitar menos energía para calentar o enfriar la casa. Por ello, en este artículo vamos a centrarnos en resumir algunos de los principales consejos para mejorar este aspecto de tu vivienda.
«Una buena opción es someter tu vivienda a una certificación energética, de modo que un técnico especialista realice una auditoría energética del inmueble en donde se detecten por donde se producen las pérdidas térmicas. De este modo lograremos saber que elementos habrán de reformarse con mayor prioridad.»
Recomendaciones para mejorar el aislamiento térmico interior
Aislar bien las paredes
El aislamiento de fachadas exteriores de la vivienda es un elemento fundamental para lograr el nivel de confort adecuado en una vivienda. Al aislar una pared conseguiremos mejorar el aislamiento térmico interior de la casa (evitando que en verano nos entré excesivo calor y la pérdida de calor en la vivienda en invierno). Tal y como explicamos en este otro artículo, existen fundamentalmente, tres maneras de aislar paredes del frío: muros con cámara de aire, revestimientos y trasdosados. En cualquiera de las tres opciones será muy recomendable intercalar algún tipo de aislante (lana de roca, espuma de poliuretano…).
Sellar bien uniones en cerramientos
Las mayores pérdidas de energía de un inmueble, suelen darse por su «envolvente» (tejado, fachada, suelo y ventanas). A mayor superficie expuesta, mayor posibilidad de pérdidas. En este sentido, conviene conocer cómo se produce el flujo de energía en un edificio.
«Cuando la temperatura interior de la vivienda difiere de la temperatura exterior se produce un flujo de energía desde el espacio con mayor temperatura al de menor. Cuanto más impedimentos pongamos a ese flujo, mejor.»
En este momento, entran en juego dos conceptos que conviene explicar:
- Transmitancia térmica: es la unidad física (U=W/S·K) que mide la cantidad de energía que atraviesa, en una unidad de tiempo, la superficie de un elemento constructivo de caras plano paralelas cuando entre dichas caras hay un gradiente térmico. Dicho de otro modo, la transmitancia térmica valora la pérdida o ganancia de calor o energía (es decir, la eficiencia energética) que tiene cada componente de la envolvente de un edificio compuesta por las fachadas, cubierta, ventanas, suelos, …
- Resistencia térmica: La resistencia es el inverso de la transmitancia (R = 1/U). Es decir, es la dificultad que oponen fachadas, ventanas, cubiertas, puentes térmicos, suelos, etc al paso del calor. En verano dificultarán que el interior de la casa o edificio se caliente y en invierno impedirán que el calor interior se transmita hacia el exterior. Cuanto menor es la transmitancia mayor es la resistencia al paso del calor.
«En el Código Técnico de Edificación se indican los valores máximos de transmitancia (U) que cada elemento de la construcción puede alcanzar.»
Por lo que, además de cuidar los materiales utilizados en cada uno de los elementos que envuelven la vivienda, habrá que intentar minimizar las uniones de estos, ya que por ahí también hay flujo.
«En el caso ideal de una vivienda en la que en todos los elementos de su envolvente tienen una transmitancia nula, no habrá fugas de energía, excepto aquellas que se produzcan a través del sistema de ventilación (siempre necesario para mantener niveles de oxígeno adecuados y regenerar el aire.»
Uso de sistemas de ventilación mecánicos
La principal característica de los sistemas de ventilación mecánica es que permiten introducir y expulsar de la vivienda la cantidad de aire necesaria independientemente de las condiciones que presente el aire exterior en cuando presión y temperatura. En un sistema de ventilación mecánica, el flujo de aire está regulado y garantizado mediante la operación de un ventilador accionado mediante energía eléctrica.
«La ventilación puede realizarse por extracción mecánica y admisión natural (sistema de simple flujo) o por extracción y admisión mecánica, también como (sistema de doble flujo).»
Este tipo de sistemas está ampliamente extendido en los países del norte de Europa, en los que por eficiencia energética prefieren mantener el interior caliente o frío filtrando el aire y recuperándolo, sin devolverlo al exterior y volver a introducirlo. En España y otros países mediterráneos la cultura de la ventilación por ventana es más usual.
Instalar ventanas con Aislamiento Térmico Reforzado (ATR)
Las ventanas con Aislamiento Térmico Reforzado (ATR) son ventanas con doble acristalamiento (es decir dos vidrios separados entre sí por un perfil intercalario y una cámara de aire o gas argón) que además incorporan un capa de baja emisividad que refuerza el aislamiento térmico interior. Estos vidrios es ayudan a controlar los diferentes grados de protección solar durante el verano y también durante el invierno. Un ejemplo de este tipo de vidrios sería SGG CLIMALIT PLUS®, que puede reducir a la mitad la entrada de energía solar directa, respecto a un doble acristalamiento básico.